
domingo, 21 de noviembre de 2010
viernes, 19 de noviembre de 2010
LES PASSANTES (Brassens-Pol)
Les passantes, poema de Antoine Pol.
Les passantes
(por Antoine Pol)Je veux dédier ce poème,
A toutes les femmes qu'on aime,
Pendant quelques instants secrets.
A celles qu'on connaît à peine,
Qu'un destin différent entraîne,
Et qu'on ne retrouve jamais.
A celle qu'on voit apparaître,
Une seconde à sa fenêtre,
Et qui, preste, s'évanouit.
Mais dont la svelte silhouette,
Est si gracieuse et fluette,
Qu'on en demeure épanoui.
A la compagne de voyage,
Dont les yeux, charmant paysage,
Font paraître court le chemin.
Qu'on est seul, peut-être, à comprendre,
Et qu'on laisse pourtant descendre,
Sans avoir effleuré sa main.
lunes, 15 de noviembre de 2010
IRENE MARKS

False mirror, René Magritte
OTRAS VOCES, OTROS ÁMBITOS (*)
Entonces
a Michael Noble
El viento tiene frío. Y es de noche en la mitad de mí.
Sombras de grandes bestias
y las llamas del fuego descubren las paredes de la cueva por ratos.
Brillan tus ojos y estás, naturalmente,
rodeado por la niebla, mirando desde el hueco de los tiempos las
primeras estrellas.
En un rincón cercano llora un niño que tal vez yo conozca.
Y se cierra la puerta.
Ongamira: palabras de la roca
Las palabras de la roca son
LEVA MANJÁ
Y hay una apertura triangular
y allí penetra el río
y se entra en la cueva:
se ve llegar la sombra que conduce la barca
y allí arrojan las blanquísimas flores
para la travesía:
LEVA MANJÁ
Soy el barquero y la sombra, penetro, estalla la luz.
Arcos Cegantes – La otra zona es una montaña de grandes
dedos de Sol por detrás de la cueva
LEVA MANJÁ
Y tuve que partir cuando estallaba la luz – trozos de luz sólida como dedos del cielo.
Por detrás de la cueva, por el río se llega a la zona de los Colosos
y los Templos Inconmensurables, donde el aire
canta con sonido de estrellas aún al mediodía.
Ongamira II
Sobre la roca edifiqué mi casa
y era en tiempos de tribu.
(las palabras son llaves para abrir una puerta– mi casa aún está allí.)
Esto te digo – todo sigue en el fondo de la oscura montaña,
detrás de siete puertas que apenas se deslizan
donde el Sol no está muerto,
vela la roca el Valle de los Altos Colosos
– cuando el silencio canta en Ongamira.
La constelación de las angustias
Se oyeron unos tiros anoche./Se oyeron del lado
del Cementerio./Nadie sabe a quién mataron, o
los mataron./Nadie sabe nada./Se oyeron unos
tiros anoche./Eso es todo.
Ernesto Cardenal
Toca la constelación de las angustias – aún camina la nieve
sobre los soles de la sangre, aún el aire se disuelve en
gargantas de roca que se cierran donde ninguna voz resonaría:
Pero huella la voz, pero huella de huellas – nadie dice que el pan
avanza en el sendero donde toda esperanza se abandona
Y hay un río, una luz de reflectores apagados sobre las burbujas
que levanta la respiración de los fantasmas.
Y qué de los que ya no lloras ni gritas ni recuerdas
¿Y qué de todos los que anduvieron por el mismo camino y se
dieron la mano y la piel y el amor de los ojos?
Sólo huella la voz, sólo huella de huellas tan largamente uniendo
los silenciosos gritos de su sangre, que viajan por senderos que
se alejan después del estallido en las encrucijadas – un trozo de
sus ojos es la muerte que canta en tu costado
Sin embargo, huella de huellas la senda de los ríos donde la
sangre se estrellaba como cielo sin límites.
Toco la constelación de las angustias y se transforma en
círculos brillantes, en sonrisas hermanas que me besan la piel como
también hay algo en mí que se desprende y acaricia los sueños
de los que van por el camino rojo, los que atravesaron el centro
de la noche cuando la voz se abría entre los brazos, ellos, los
que se alejan luego del estallido de las encrucijadas.
(del libro Origen, ediciones Patagonia, 2009)
miércoles, 10 de noviembre de 2010
LA POESÍA EN LOS BARES (16/11/2010)
Jorgelina Paladini
Lidia Benas
Verónica Laurino
Marta Ortiz
Andrea Ocampo
Graciela Ballestero
coordina: Silvio González
Bar La Subsede, a las 20,30
Entre Ríos y San Lorenzo
sábado, 6 de noviembre de 2010
MARCELO JUAN VALENTI (*), POETA INVITADO

Claude Monet, Nenúfar azul
POETAS DE ROSARIO VI
Mi padre no deseó devorarme. Y sé
que tenía hambre.
No obstante, él
se quedó observándome junto al fuego, como
si yo fuera
el cachorro de una
especie indigerible
*
Está cifrado el acertijo
en la frase:
descendemos de los pájaros.
Y nadie sabe con seguridad,
qué,
por qué, cómo.
*
Paulatina
sucesión de nebulosas
que las peonías rescatadas por mi
madre encarnaban
ante los ojos del guardia. Como
briznas
mágicas o conjuros.
Como instantes.
*
Me rindo. La eternidad
no tiene sendero
ni tiende puentes entre sus orillas. Siempre de espaldas
el fantasma, como
un padre que rompiera la ronda en el patio de la escuela,
desgranando el collar de palabras que
jamás
repetiré.
*
Me cierra la puerta en la cara.
Mi ramo de flores amargas destila
un jugo espeso
que me embarra las manos.
Sin melindres
la lengua se
despliega con destreza
y hace su trabajo. Lamo y
cada segundo
se acentúa
la venganza del jardín
despojado. Cierro los ojos.
*
¿Recibir
o no
la dádiva de la mendiga?
Con los ojos congelados
rechazo la moneda perfumada
de lujosa ambigüedad.
(en Jardín Espejo y Espejo Jardín)
(*) Nacido en Rosario, 1966. Publicaciones: Paralelo Protervia, novela en co-autoría con María Luisa Siciliani (Ciudad Gótica, 1998); Una langosta en la casa invisible, cuentos (Viajeros de la Underwood Ediciones, Rosario 1999); Presagio de la reina ciega, poemas (Los Lanzallamas, Rosario 2002), Caballo Bifronte, prosa poética en co-autoría con Susana Rozas (Los Lanzallamas, Rosario 2003, Juego de abadesas, poemas (La Luna Que, Buenos Aires 2005), Jardín Espejo y Espejo Jardín, poemas, 2010. Sus trabajos fueron incluidos en la antología Animales Distintos. Muestra de escritores argentinos, españoles y mexicanos nacidos en los sesenta (2008); El cálido paisaje del agua (recopilación de poemas del autor por editorial La Espada Rota, Caracas, Venezuela).