OTRAS VOCES, OTROS ÁMBITOS

viernes, 19 de noviembre de 2010

LES PASSANTES (Brassens-Pol)

Leyendo el último libro de cuentos de Tabucchi (El tiempo envejece de prisa, Anagrama, 2010), se nombra a Leó Ferrer y su adaptación de un poema de Aragon. La letra de Tabuchi y la letra de Aragon-Ferrer me catapultan a la letra y música de Georges Brassens (1921-1981), a la trova anarquista del siglo XX y a mi pasión en los 60’ y los 70’ por ese gran poeta de posguerra que fue Brassens, a las traducciones que hacíamos en los cursos de L’Alliance Francaise de las letras de sus canciones. Y a Paco Ibáñez, reciente visitante de Rosario en la última edición del Festival Internacional de Poesía, quien ha cantado en español varias de sus canciones traducidas por Pierre Pascal y por Nacha Guevara a fines de los 60’ en el Instituto Di Tella en Buenos Aires.


Les passantes, poema de Antoine Pol.

Les passantes

(por Antoine Pol)

Je veux dédier ce poème,
A toutes les femmes qu'on aime,
Pendant quelques instants secrets.
A celles qu'on connaît à peine,
Qu'un destin différent entraîne,
Et qu'on ne retrouve jamais.

A celle qu'on voit apparaître,
Une seconde à sa fenêtre,
Et qui, preste, s'évanouit.
Mais dont la svelte silhouette,
Est si gracieuse et fluette,
Qu'on en demeure épanoui.

A la compagne de voyage,
Dont les yeux, charmant paysage,
Font paraître court le chemin.
Qu'on est seul, peut-être, à comprendre,
Et qu'on laisse pourtant descendre,
Sans avoir effleuré sa main.



lunes, 15 de noviembre de 2010

IRENE MARKS


False mirror, René Magritte

OTRAS VOCES, OTROS ÁMBITOS (*)

Entonces

a Michael Noble

El viento tiene frío. Y es de noche en la mitad de mí.

Sombras de grandes bestias

y las llamas del fuego descubren las paredes de la cueva por ratos.

Brillan tus ojos y estás, naturalmente,

rodeado por la niebla, mirando desde el hueco de los tiempos las

primeras estrellas.

En un rincón cercano llora un niño que tal vez yo conozca.

Y se cierra la puerta.


Ongamira: palabras de la roca

Las palabras de la roca son

LEVA MANJÁ

Y hay una apertura triangular

y allí penetra el río

y se entra en la cueva:

se ve llegar la sombra que conduce la barca

y allí arrojan las blanquísimas flores

para la travesía:

LEVA MANJÁ

Soy el barquero y la sombra, penetro, estalla la luz.

Arcos Cegantes – La otra zona es una montaña de grandes

dedos de Sol por detrás de la cueva

LEVA MANJÁ

Y tuve que partir cuando estallaba la luz – trozos de luz sólida como dedos del cielo.

Por detrás de la cueva, por el río se llega a la zona de los Colosos

y los Templos Inconmensurables, donde el aire

canta con sonido de estrellas aún al mediodía.



Ongamira II

Sobre la roca edifiqué mi casa

y era en tiempos de tribu.

(las palabras son llaves para abrir una puerta– mi casa aún está allí.)


Esto te digo – todo sigue en el fondo de la oscura montaña,

detrás de siete puertas que apenas se deslizan

donde el Sol no está muerto,

vela la roca el Valle de los Altos Colosos

– cuando el silencio canta en Ongamira.


La constelación de las angustias

Se oyeron unos tiros anoche./Se oyeron del lado

del Cementerio./Nadie sabe a quién mataron, o

los mataron./Nadie sabe nada./Se oyeron unos

tiros anoche./Eso es todo.

Ernesto Cardenal


Toca la constelación de las angustias – aún camina la nieve

sobre los soles de la sangre, aún el aire se disuelve en

gargantas de roca que se cierran donde ninguna voz resonaría:

Pero huella la voz, pero huella de huellas – nadie dice que el pan

avanza en el sendero donde toda esperanza se abandona

Y hay un río, una luz de reflectores apagados sobre las burbujas

que levanta la respiración de los fantasmas.

Y qué de los que ya no lloras ni gritas ni recuerdas

¿Y qué de todos los que anduvieron por el mismo camino y se

dieron la mano y la piel y el amor de los ojos?

Sólo huella la voz, sólo huella de huellas tan largamente uniendo

los silenciosos gritos de su sangre, que viajan por senderos que

se alejan después del estallido en las encrucijadas – un trozo de

sus ojos es la muerte que canta en tu costado

Sin embargo, huella de huellas la senda de los ríos donde la

sangre se estrellaba como cielo sin límites.

Toco la constelación de las angustias y se transforma en

círculos brillantes, en sonrisas hermanas que me besan la piel como

también hay algo en mí que se desprende y acaricia los sueños

de los que van por el camino rojo, los que atravesaron el centro

de la noche cuando la voz se abría entre los brazos, ellos, los

que se alejan luego del estallido de las encrucijadas.

(del libro Origen, ediciones Patagonia, 2009)

(*) Irene Marks es escritora, profesora de ingles y castellano, literatura y latín. Si bien vive en Buenos Aires donde desarrolla sus actividades profesionales, viaja a Capilla del Monte ,y especialmente a Ongamira, con asiduidad. Irene publicó hasta el momento tres libros: Presencias, Ediciones Kargieman, 1982; La Hermandad Galáctica ,Ediciones La Lámpara Errante, 1984; Origen, Ediciones Patagonia, 2009

miércoles, 10 de noviembre de 2010

LA POESÍA EN LOS BARES (16/11/2010)


LA POESIA EN LOS BARES

martes 16 de noviembre
dedicado a la mujer, mujer y poeta

Jorgelina Paladini

Lidia Benas

Verónica Laurino

Marta Ortiz
Andrea Ocampo
Graciela Ballestero

coordina: Silvio González
Bar La Subsede, a las 20,30
Entre Ríos y San Lorenzo

sábado, 6 de noviembre de 2010

MARCELO JUAN VALENTI (*), POETA INVITADO


Claude Monet, Nenúfar azul

POETAS DE ROSARIO VI


Mi padre no deseó devorarme. Y sé

que tenía hambre.

No obstante, él

se quedó observándome junto al fuego, como

si yo fuera

el cachorro de una

especie indigerible


*

Está cifrado el acertijo

en la frase:

descendemos de los pájaros.

Y nadie sabe con seguridad,

qué,

por qué, cómo.


*

Paulatina

sucesión de nebulosas

que las peonías rescatadas por mi

madre encarnaban

ante los ojos del guardia. Como

briznas

mágicas o conjuros.

Como instantes.


*

Me rindo. La eternidad

no tiene sendero

ni tiende puentes entre sus orillas. Siempre de espaldas

el fantasma, como

un padre que rompiera la ronda en el patio de la escuela,

desgranando el collar de palabras que

jamás

repetiré.


*

Me cierra la puerta en la cara.

Mi ramo de flores amargas destila

un jugo espeso

que me embarra las manos.

Sin melindres

la lengua se

despliega con destreza

y hace su trabajo. Lamo y

cada segundo

se acentúa

la venganza del jardín

despojado. Cierro los ojos.


*

¿Recibir

o no

la dádiva de la mendiga?

Con los ojos congelados

rechazo la moneda perfumada

de lujosa ambigüedad.

(en Jardín Espejo y Espejo Jardín)


(*) Nacido en Rosario, 1966. Publicaciones: Paralelo Protervia, novela en co-autoría con María Luisa Siciliani (Ciudad Gótica, 1998); Una langosta en la casa invisible, cuentos (Viajeros de la Underwood Ediciones, Rosario 1999); Presagio de la reina ciega, poemas (Los Lanzallamas, Rosario 2002), Caballo Bifronte, prosa poética en co-autoría con Susana Rozas (Los Lanzallamas, Rosario 2003, Juego de abadesas, poemas (La Luna Que, Buenos Aires 2005), Jardín Espejo y Espejo Jardín, poemas, 2010. Sus trabajos fueron incluidos en la antología Animales Distintos. Muestra de escritores argentinos, españoles y mexicanos nacidos en los sesenta (2008); El cálido paisaje del agua (recopilación de poemas del autor por editorial La Espada Rota, Caracas, Venezuela).