Poemas tomados de La pescadora de perlas (Obra poética/Conversaciones con María Teresa Andruetto), Vientodefondo, Córdoba, 2013
Palabras
Tantos millones de bocas
tienen pasadas.
Pedro Salinas
En este cuarto me rodean muebles
que no conoces: tengo puesto ahora
este vestido que no has visto y miro
–¿hacia adentro, hacia afuera? No lo sabes–
Pero ahora y aquí y mientras viva
tiendo palabras-puente hacia otros:
hacia otros ojos van y no son mías
no solamente mías:
las he tomado como tomo el agua
como tomé la leche de otro pecho.
Vinieron de otras bocas
y aprenderlas fue un modo
de aprender a pisar, a sostenerse.
No es fácil, sin embargo.
Maderas frágiles, fibras delicadas
ya pronto crujen, ceden.
Duro oficio apoyarse sin quebrarlas
y caminar por invisible puente.
(de El puente, 1970)
Casa abierta
Es una casa extraña,
mira:
la mano abre de pronto
puertas dormidas.
Son finas escaleras y altas ventanas.
Las ventanas están
abiertas y se oye
voces cantar.
Cantan con voz de tierra y aire de cielo.
Lentas voces descienden peldaños negros.
Blancas voces descienden por temblorosas
columnas estiradas.
Cantan con aire ausente y voz de viento.
Suenan como dormidas y doloridas
las hondas voces lentas.
Suenan como cansadas y lastimadas
de heridas viejas.
Cantando están
en ventanas abiertas
de par en par.
(de Cambios, permanencias, 1978)
Cercanía
Es así
Es como si del marco de una puerta entreabierta
quisieras ver qué ocurre en una inmensa sala
viendo tal vez la esquina de una mesa,
el vuelo de un vestido.
Como esos cielos de las calles estrechas
telones desvaídos
un pedazo flotando, cortado
sobre los ojos miopes, lejos.
Es así: contemplamos
retazos, trozos, sueltos.
¿Quién sale de su fina ranura, quién se alza
escuchando el rumor total: sonido puro
o roto, absurdo ruido?
(de Presencia
diaria, 1964)
Sincronías
¿Cómo se hará para
estirar la mano
y atraer hacia aquí
todo el presente
y atarlo?
Que no se escape el sol
sobre la hoja
el mosquito en el aire
ronco motor doblando la
esquina
y en paladar el gusto
del durazno.
(de Superficies, 1990)
(*) Circe Maia nació en Montevideo, Uruguay, en 1932. Vive en Tacuarembó, al norte del país. Se dedicó a la enseñanza de la filosofía, la escritura y la traducción. Su obra, traducida a varios idiomas, es reconocida por su profundidad. Recibió el Premio Nacional de Literatura de Uruguay.
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