OTRAS VOCES, OTROS ÁMBITOS

miércoles, 22 de enero de 2014

CRISTINA MARTÍN: "No sólo de pan vive la mujer"

Cristina Martín, No sólo de pan vive la mujer, Ciudad Gótica, Rosario, 2013.     






 






















Anotado al margen de: No sólo de pan vive la mujer


por Marta Ortiz

 
Coherente con su formación de narradora oral (entre otras valiosas etiquetas logradas), Cristina Martín inscribe su escritura poética en el tronco milenario de la poesía oral: “Me gusta la poesía oral, la que se dice, se lee, se escucha con voz sincera, sin impostaciones ni muecas. La que no cae bajo el dominio de la razón, que sabe poco o nada de normativas, estéticas y vanguardias. […] Algo parecido a la poesía de la antigua Grecia que no estaba preparada para ser leída, sí para ser actuada. La poesía del romancero español…”. En síntesis, la poesía de su abuela canaria Ángela que llegó a Buenos Aires en 1907, canciones y coplas que aún resuenan en la memoria de la poeta.

Declarada su raíz popular, el poemario se despliega en XIII apartados breves precedidos de un epígrafe que funciona como largo poema-tronco de cuyas estrofas se desprenden a su vez los poemas como ramas que dan cuerpo al libro. 

Poesía cotidiana que expresa como en un gran patchwork, los retazos de la vida diaria de una poeta que vive de pan (en el país de todos los días), pero también de muchas otras cosas: de la imaginación, de la poesía que lleva consigo materializada en el así llamado “cuaderno de poesía”; de las relaciones humanas, del paisaje que la rodea. Hay un pasado que brilla en la tibieza del recuerdo, que convive con el ansia de otras vestimentas, de pájaros nuevos: el devenir y las variadas figuras que adopta. 

La poesía transgrede cualquier frontera, o, mejor dicho, no hay fronteras porque las ha sobrepasado a todas. Aquí conviven ángeles, personas, pájaros, el día, la noche, y una toponimia que se repite a lo largo del texto, los bares, o espacios-refugio donde la poeta se detiene, observa y escribe. Bares concretos, calles reconocibles: 9 de julio y Alem,  el  bar de Oroño al 300, el bar La Poesía, de San Telmo y la calle Chile del mismo barrio porteño, sin olvidar el siempre a mano “bar de siempre”.

El ritmo es el que filtró la copla en la memoria de infancia, y de allí, todas las variantes posibles. Un libro para decir o para leer y escuchar con deleite.  Tramada en la matriz que moldeó el eco de voces nuevas y antiguas, simple y sabia en lo aprendido, deviene, en la poesía de Cristina Martín, la trama de la vida, poesía que es alimento sencillo como el pan, pero también el entretejido de los sueños incumplidos, las obsesiones, el amor, las muerte, el arte, la poesía y el silencio. 


“No sólo de pan vive la mujer” 
(cuatro poemas )


respirar el tiempo de las cosas
hasta llegar a la cosa misma
y sus opuestos
vislumbrar la noche
aspirando sus sombras más sutiles
para llegar a la luz
a su brillo inesperado
acunar el sueño
de los niños
de los pájaros
de los mares tumultuosos
entrar en una vigilia
miradora y silenciosa
llamar a la mañana
de primeros soles
con el ojo insistente del llamado
trascenderla en sus puntos luminosos
y esperar la oscuridad
desprovista de los miedos de la noche
saber que cada cosa cada instante
es eso y su otro
mientras quedamos
en el centro de nosotros




las golondrinas
migran en grupos
de una primavera
a otra
por espacios infinitos
no reconocibles
por el ojo humano

el ojo humano
en cambio
se queda mirando el dedo
que señala la luna
como lo cuenta
la leyenda milenaria




no hay frontera
entre la piel y las vísceras
entre el cuerpo y el alma
el ayer y el hoy

hay nubes informes
inquietantes nubes
que se mecen
en las mixturas
de la vida
sin pedir información
a la voz de la inteligencia
a los intrépidos huesos
ni siquiera
al engañoso grito de la ilusión




llegar y no permanecer
como las cosas diarias
al país de todos los días
a la compra del pan
y la lechuga
a la casa de Manuel
a los nadies
         a los todos
que la habitan
        y la deshabitan
por el permanente
seguir andando
hasta llegar quién sabe dónde
        ni cuándo

trasponer viejas herrumbres
arribar a los umbrales de lo leve
donde todo transita
en devenir de polvo
sin tiempo
sin espacio
        sin consistencia


Cristina Martín nació en Firmat y reside en Rosario. Profesora de Castellano, Literatura y Latín y magister en Literatura para Niños y Jóvenes por la U.N.R. y narradora oral formada en la escuela de Ana María Bovo. De profusa labor docente, dicta Seminarios y Talleres acerca de su especialidad. Premio Fantasía (Bs Aires) por su libro de poemas para niños Versos y reversos (Libros del Quirquincho, Bs As, 1996), que integró la lista de honor de ALIJA en 1997. En 2010 publicó su primer libro de poemas para adultos: Tres décadas (Alción, Córdoba).



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