Cristina Martín, No sólo de pan vive la mujer, Ciudad Gótica, Rosario, 2013. |
Anotado al margen de: No sólo de pan vive la mujer
por Marta Ortiz
Coherente con su formación de narradora oral (entre otras valiosas etiquetas logradas), Cristina Martín inscribe su escritura poética en el tronco milenario de la poesía oral: “Me gusta la poesía oral, la que se dice, se lee, se escucha con voz sincera, sin impostaciones ni muecas. La que no cae bajo el dominio de la razón, que sabe poco o nada de normativas, estéticas y vanguardias. […] Algo parecido a la poesía de la antigua Grecia que no estaba preparada para ser leída, sí para ser actuada. La poesía del romancero español…”. En síntesis, la poesía de su abuela canaria Ángela que llegó a Buenos Aires en 1907, canciones y coplas que aún resuenan en la memoria de la poeta.
Declarada su raíz popular, el poemario se despliega
en XIII apartados breves precedidos de un epígrafe que funciona como largo
poema-tronco de cuyas estrofas se desprenden a su vez los poemas como ramas que
dan cuerpo al libro.
Poesía cotidiana que expresa como en un gran
patchwork, los retazos de la vida diaria de una poeta que vive de pan (en el
país de todos los días), pero también de muchas otras cosas: de la imaginación,
de la poesía que lleva consigo materializada en el así llamado “cuaderno de
poesía”; de las relaciones humanas, del paisaje que la rodea. Hay un pasado que
brilla en la tibieza del recuerdo, que convive con el ansia de otras
vestimentas, de pájaros nuevos: el devenir y las variadas figuras que adopta.
La poesía transgrede cualquier frontera, o, mejor
dicho, no hay fronteras porque las ha sobrepasado a todas. Aquí conviven
ángeles, personas, pájaros, el día, la noche, y una toponimia que se repite a
lo largo del texto, los bares, o espacios-refugio donde la poeta se detiene, observa
y escribe. Bares concretos, calles reconocibles: 9 de julio y Alem, el bar
de Oroño al 300, el bar La Poesía, de San Telmo y la calle Chile del mismo
barrio porteño, sin olvidar el siempre a mano “bar de siempre”.
El ritmo es el que filtró la copla en la memoria
de infancia, y de allí, todas las variantes posibles. Un libro para decir o
para leer y escuchar con deleite. Tramada
en la matriz que moldeó el eco de voces nuevas y antiguas, simple y sabia en lo aprendido, deviene, en la
poesía de Cristina Martín, la trama de la vida, poesía que es alimento sencillo
como el pan, pero también el entretejido de los sueños incumplidos, las obsesiones,
el amor, las muerte, el arte, la poesía y el silencio.
“No sólo de pan vive la mujer”
(cuatro poemas )
respirar el tiempo de las cosas
hasta llegar a la cosa misma
y sus opuestos
vislumbrar la noche
aspirando sus sombras más
sutiles
para llegar a la luz
a su brillo inesperado
acunar el sueño
de los niños
de los pájaros
de los mares tumultuosos
entrar en una vigilia
miradora y silenciosa
llamar a la mañana
de primeros soles
con el ojo insistente del
llamado
trascenderla en sus puntos
luminosos
y esperar la oscuridad
desprovista de los miedos de la
noche
saber que cada cosa cada
instante
es eso y su otro
mientras quedamos
en el centro de nosotros
las golondrinas
migran en grupos
de una primavera
a otra
por espacios infinitos
no reconocibles
por el ojo humano
el ojo humano
en cambio
se queda mirando el dedo
que señala la luna
como lo cuenta
la leyenda milenaria
no hay frontera
entre la piel y las vísceras
entre el cuerpo y el alma
el ayer y el hoy
hay nubes informes
inquietantes nubes
que se mecen
en las mixturas
de la vida
sin pedir información
a la voz de la inteligencia
a los intrépidos huesos
ni siquiera
al engañoso grito de la ilusión
llegar y no permanecer
como las cosas diarias
al país de todos los días
a la compra del pan
y la lechuga
a la casa de Manuel
a los nadies
a los todos
que la habitan
y la deshabitan
por el permanente
seguir andando
hasta llegar quién sabe dónde
ni cuándo
trasponer viejas herrumbres
arribar a los umbrales de lo
leve
donde todo transita
en devenir de polvo
sin tiempo
sin espacio
sin consistencia
Cristina Martín nació en Firmat y reside en Rosario. Profesora de Castellano, Literatura y Latín y magister en Literatura para Niños y Jóvenes por la U.N.R. y narradora oral formada en la escuela de Ana María Bovo. De profusa labor docente, dicta Seminarios y Talleres acerca de su especialidad. Premio Fantasía (Bs Aires) por su libro de poemas para niños Versos y reversos (Libros del Quirquincho, Bs As, 1996), que integró la lista de honor de ALIJA en 1997. En 2010 publicó su primer libro de poemas para adultos: Tres décadas (Alción, Córdoba).
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