Registro aproximado (mi breve crónica, las fotos de Lucía Sordi, música, poesía y tanta cosa no reductible al lenguaje humano porque pertenece otro orden: el lenguaje del corazón).
EL DÍA DESPUÉS
(dedicado a La Hernia de Sísifo)
por Marta Ortiz
El secreto se devela al día
siguiente. Es decir, hoy, 24 de agosto. Vivida la experiencia Hernia, se
descubre que los participantes estamos herniados. Para siempre. Hechizo
consumado.
Al día siguiente el espejo te devuelve una sonrisa que ya nada ni nadie puede borrar, y el que te mira sigue la onda y sonríe también, como vos. Juego de sonrisas intercambiables.
Porque abriste un ojo y la primera imagen que apareció fueron las sonrisas de Marcos Bentos y Javier Saleh ocultando sorpresas y alegrías para vos (que fueron muchas, y ese es un capítulo aparte donde cabe mencionar, entre muchas, la hermosa voz de la poeta Marion Berguenfeld –leyendo –grabada con impecable fondo de sonido‒, tu poema “Vocación”), y después todo fue una simultaneidad, un aluvión: rebobinaste la radio abierta y la puesta en el tapete del doble discurso antagonista hilando los cimientos de la rebeldía, la rebelión y los alcances de la libertad, por explicar un contenido múltiple en dos o tres palabritas, y la des-estructurada entrevista a cargo de Javier, que incluyó tu lectura de poemas y fragmentos de cuentos. Volviste a oír el brillo que le sacaron a sus guitarras Hernán L. y Maxi, acompañados por la batería de Maxi II (y cómo olvidar la isla de metal que Hernán Leiva encontró en tu poema "Oculto en la bruma el pueblo flota" y allí se quedaron, tendidos los tres en la arena, componiendo su música). Reviviste el humor de todos, la calidez del teatro como en casa de la mano de Hernán Tortu Vinci y compañía, sumada esta vez Alejandra Mendez, querida amiga, debutante. Volviste a ver a Lucía Sordi, paso y alas de hada, volteretas mediante, encastrada a su cámara al mejor estilo Blow Up. Visualizaste a Nando Gutiérrez (en palabras Hernias: “nuestra logística, , recorriendo las mesas en la construcción futura del Mic Abierto.
Al día siguiente el espejo te devuelve una sonrisa que ya nada ni nadie puede borrar, y el que te mira sigue la onda y sonríe también, como vos. Juego de sonrisas intercambiables.
Porque abriste un ojo y la primera imagen que apareció fueron las sonrisas de Marcos Bentos y Javier Saleh ocultando sorpresas y alegrías para vos (que fueron muchas, y ese es un capítulo aparte donde cabe mencionar, entre muchas, la hermosa voz de la poeta Marion Berguenfeld –leyendo –grabada con impecable fondo de sonido‒, tu poema “Vocación”), y después todo fue una simultaneidad, un aluvión: rebobinaste la radio abierta y la puesta en el tapete del doble discurso antagonista hilando los cimientos de la rebeldía, la rebelión y los alcances de la libertad, por explicar un contenido múltiple en dos o tres palabritas, y la des-estructurada entrevista a cargo de Javier, que incluyó tu lectura de poemas y fragmentos de cuentos. Volviste a oír el brillo que le sacaron a sus guitarras Hernán L. y Maxi, acompañados por la batería de Maxi II (y cómo olvidar la isla de metal que Hernán Leiva encontró en tu poema "Oculto en la bruma el pueblo flota" y allí se quedaron, tendidos los tres en la arena, componiendo su música). Reviviste el humor de todos, la calidez del teatro como en casa de la mano de Hernán Tortu Vinci y compañía, sumada esta vez Alejandra Mendez, querida amiga, debutante. Volviste a ver a Lucía Sordi, paso y alas de hada, volteretas mediante, encastrada a su cámara al mejor estilo Blow Up. Visualizaste a Nando Gutiérrez (en palabras Hernias: “nuestra logística, , recorriendo las mesas en la construcción futura del Mic Abierto.
Re-viviste el evento y re-ubicaste en sus sitios a cada uno
de tus amigos y amigas, poetas y no poetas, que se acercaron a compartir
(incluidos tus queridos talleristas), a Candela y Agustín, casi la viste a
Evangelina, imprevistamente presente en el poema, aunque la realidad indicaba que en ese momento
ella volaba con destino a Los Ángeles). Valoraste la predisposición de Lúcuma
bar a poner el hombro al estilo de la troupe visitante-anfitriona. Un batido
explosivo que acompañó la magia.
Y entonces te enrolaste, para siempre: entendiste que vale la pena aceptar y compartir un destino. Vale vivir herniándose si este es el resultado: el día después, día que cuelga sonrisas imborrables en tu cara, en tu cuerpo, en el ambiente físico que te rodea, en los árboles de la plaza, sonrisas ubicuas, como la del gato de Cheshire.
Y agrego: porque cuando me lo preguntaron no recuerdo qué contesté; el mareo es grande, en proporción directa a las emociones vividas: La Hernia de Sisifo es un colectivo solidario, antes que nada, solidario, en el mejor de los sentidos. Doy fe, y ellos saben por qué.
Es también una pasión y un sentimiento, una pertenencia, una marca, un desborde de talento, de energía de la buena, la fuerza que crece en el trabajo conjunto, hombro a hombro empujando una peculiar roca multiarte, roca felizmente enriquecida en el tránsito de su misma construcción.
Alcanzada la cima, se alcanza el gran deleite: la visión del paisaje artesanal obtenido. Sólo por una noche, que vale una vida. Que modifica una vida.
Y entonces te enrolaste, para siempre: entendiste que vale la pena aceptar y compartir un destino. Vale vivir herniándose si este es el resultado: el día después, día que cuelga sonrisas imborrables en tu cara, en tu cuerpo, en el ambiente físico que te rodea, en los árboles de la plaza, sonrisas ubicuas, como la del gato de Cheshire.
Y agrego: porque cuando me lo preguntaron no recuerdo qué contesté; el mareo es grande, en proporción directa a las emociones vividas: La Hernia de Sisifo es un colectivo solidario, antes que nada, solidario, en el mejor de los sentidos. Doy fe, y ellos saben por qué.
Es también una pasión y un sentimiento, una pertenencia, una marca, un desborde de talento, de energía de la buena, la fuerza que crece en el trabajo conjunto, hombro a hombro empujando una peculiar roca multiarte, roca felizmente enriquecida en el tránsito de su misma construcción.
Alcanzada la cima, se alcanza el gran deleite: la visión del paisaje artesanal obtenido. Sólo por una noche, que vale una vida. Que modifica una vida.
Rosario, 24 de agosto de 2014
Algunas fotos de Lucía Sordi:
El lugar: Lúcuma bar |
Los ocho. La Hernia de Sísifo
El público |
La Hernia en acción: teatreros |
Musiqueros I |
Musiqueros II |
radio abierta |
El sketch con Ale Mendez
Yo, Marta Ortiz, a punto de lágrima y sonrisa |
Concepción Bertone en el mic abierto |
La Hernia de Sísifo en pleno y las tres poetas rosarinas invitadas |
Cristina Martín y Carolina García en el mic abierto |
foto filtrada, Virginia Khal y Candela Bianchi, del celu de Cande, obra de Agustín Bianchi |
Sandra Pasquini en el mic abiertoY aquí Hernán Leiva y banda musicalizando mi poema. Regalo metálico. Me encanta!! La música y la interpretación. GRACIAS!!! |
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