Lugar: Plaza San Martín, Buenos Aires, del 12 al 27 de Mayo
Hace quinientos años, el jefe de un hexágono superior dio con un libro confuso como los otros pero que tenía csi dos hojas de líneas homogéneas. Mostró su hallazgo a un descifrador ambulante, que le dijo que estaban redactadas en portugués; otros le dijeron que en yiddish. Antes de un siglo pudo establecerse el idioma: un dialecto samoyedo-lituano del guaraní, con inflexiones del árabe clásico.[...] Esos ejemplos permitieron que un bibliotecario de genio descubriera la ley fundamental de la Biblioteca. Este pensador observó que todos los libros, por diversos que sean, constan de elementos iguales: el espacio, el punto, la coma, las veintidós letras del alfabeto. También alegó un hecho que todos los viajeros han confirmado: "no hay, en la vasta Biblioteca, dos libros idénticos". De esas premisas incontrovertibles dedujo que la Biblioteca es total y que sus anaqueles registran todas las posibles combinaciones de los veintitantos símbolos ortográficos (número, aunque vastísimo, no infinito) o sea todo lo que es dable expresar: en todos los idiomas.
Fragmento de LA BIBLIOTECA DE BABEL (Ficciones, 1944)
Jorge Luis Borges
Escher, 1928
Ayer, 21 de mayo, amaneció nubladísimo en Buenos Aires, pero a mediodía el sol brillaba a pleno y cielo azulísimo y la plaza San Martín, más allá de su sombra benéfica ofrecía un espectáculo inusual, clasificado como efímero porque en el tiempo real, podrá ser visto y recorrido durante menos de un mes.
La sombra también benéfica de Borges -para la literatura, por supuesto- cubría todo el paisaje:
A Macedonio Fernández
En busca de la tarde
fui apurando en vano las calles.
Ya estaban los zaguanes entorpecidos de sombra.
Con fino bruñimiento de caoba
la tarde entera se había remansado en la plaza,
serena y sazonada,
bienhechora y sutil como una lámpara,
clara como una frente,
grave como un ademán de hombre enlutado.
Todo sentir se aquieta
bajo la absolución de los árboles
—jacarandás, acacias—
cuyas piadosas curvas
atenúan la rigidez de la imposible estatua
y en cuya red se exalta
la gloria de las luces equidistantes
del leve azul y de la tierra rojiza.
¡Qué bien se ve la tarde
desde el fácil sosiego de los bancos!
Abajo
el puerto anhela latitudes lejanas
y la honda plaza igualadora de almas
La sombra también benéfica de Borges -para la literatura, por supuesto- cubría todo el paisaje:
La plaza San MartínJorge Luis Borges
A Macedonio Fernández
En busca de la tarde
fui apurando en vano las calles.
Ya estaban los zaguanes entorpecidos de sombra.
Con fino bruñimiento de caoba
la tarde entera se había remansado en la plaza,
serena y sazonada,
bienhechora y sutil como una lámpara,
clara como una frente,
grave como un ademán de hombre enlutado.
Todo sentir se aquieta
bajo la absolución de los árboles
—jacarandás, acacias—
cuyas piadosas curvas
atenúan la rigidez de la imposible estatua
y en cuya red se exalta
la gloria de las luces equidistantes
del leve azul y de la tierra rojiza.
¡Qué bien se ve la tarde
desde el fácil sosiego de los bancos!
Abajo
el puerto anhela latitudes lejanas
y la honda plaza igualadora de almas
se abre como la muerte, como el sueño.
Jorge Luis Borges (Fervor de Buenos Aires, 1923)
La Torre de Babel de Marta Minujiin se construyó con libros de diferentes idiomas, que formarán una biblioteca multilingüe.
La estructura de la torre es una estructura helicoidal de 7 pisos de altura cubiertos de 30.000 libros en diferentes idiomas y dialectos que nos recuerda a la mítica Torre de Babel de más de 4000 años.
2 comentarios:
Qué cerca parece este increíble proyecto, tan aquí mismo en tus fotos, pero tan en el lado de allá, sin embargo. Y qué miedo las nubes, supongo, qué pérdida si la lluvia hubiera querido asomarse para leer con sus propias gotas cualquiera de los 30.000 libros. Un saludo, amiga Marta.
y finalmente las gotas quisieron leer, Juan, llovió ayer todo el día, pero los libros están protegidos, es como una pared de plástico grueso que los contiene, o material similar. Abrazo y gracias
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