(Babel Editorial, Córdoba, 2015)
“Nunca te hablé con palabras”,
último poemario publicado de Sergio Kisielevsky se construye a partir de
evocaciones o memorias que recuperan figuras entrañables para los
afectos del poeta: el padre, el amor perdido, espacios concretos de algunas
ciudades, la casi omnipresencia del mar, los sueños, que recortan un costado surreal
a los restos de la vigilia (“Hoy saldré con Scarlett Johansen”;"Papá estaba con su boina azul, su girar en torno mío").
Los veintiséis poemas apelan a un
formato de corte narrativo, sembrado de imágenes en palabras que se
deslizan tersas, delicadas. Palabras que recrean las vivencias que la memoria recupera eludiendo deliberadamente un orden
temporal o lineal, como recién salidas del caos; palabras que celebran la belleza, la
mirada, los ojos amados que abren/ abrieron puertas (“Las abrís con tus ojos de
belleza sin fin”).
Hay un OTRO receptor, un tú con quien se
comparte a partir del puente que tienden esas palabras nunca dichas (Nunca te hablé
con palabras), pero sí escritas, resguardadas en el cuerpo, y ahora en el papel.
©Marta Ortiz
III
Nunca te hablé con palabras.
Me decís que vas a tomar ese avión.
Ahora tu voz es un delantal.
Vuelvo a mirarte y asusta
El mundo se quiebra como un plato de sopa.
Damos vueltas, respirás
Y dan ganas de ser el aire.
Es la caída del corazón al rocío
En el reservado del bar te encuentro
Es un armiño con el ruido del tren
Que pasa entre nosotros como un fantasma griego
Tenés un duende en el paladar
Te subís a la taza, girás, olés al día,
Vuelo en tu alcoba y deseo a tu pie
Y a la terraza que se llega sin escalera.
No volveré a verte.
Comprás frambuesas en El Bucanero.
Sólo un trozo de aire en el Abasto
Que gira hacia el mundo de los hoteles
Que nada alumbran
Sólo tus hombros adorados por la luz.
El tiempo se dispara como loca marquesina
Silbás a rabiar
Y no hay quien lo detenga
No es el Parque Chacabuco
No es Alchurrón tocando la guitarra en las peñas del 79
No es la tarde donde jugaban con Laura
(“Le pedí tanto a Dios que viniera”)
Y algo se movió de cuadro.
Creo que la calle llegará hasta el mar.
Te veo en la calle de la Agronomía
Veranito a las diez de la noche
Tu corazón es un idioma con arco y flecha
Nada se balancea más que tu pie descalzo
Sos un deleite intratable
Que ejerce su pasión por las brasas
Por el calor de la tarde haciéndose
Estoy en la calle esperándote
Es un leve motor que tengo
Volvé te digo, la orilla es tu pie, tus manos que acarician de a cuatro
XXVI
No creí elegir los tomates por mí mismo
Y vestirme para ir al empleo y no verte
con tu guardapolvos a cuestas.
No entregué el rosquete
Y el paisaje es una bruma donde el cuerpo de una mujer
Se diluye en el aire
Podré arder y dejar que el perro trastabille en el portal
No supe decirte
nunca te hablé con palabras
Y no sé dónde queda el hangar donde me citaste.
La mujer fuma y me cuenta de sus hijos
Ella acaparó toda la belleza de la especie
“Se fueron mis hijos porque no podían verme el rostro”
ni el tapado de armiño
Con el que te derramás en el sillón.
Ya no sos mía
Sos un planetario un ave que toca y toca
Donde quedan “murmullos y ruinas de murmullos”
niebla del Riachuelo o el muelle de Miramar
Estuve paseando con vos y tus padres no sabían
qué hacer conmigo
mientras me enamoraba de toda tu cabellera
inclinabas tu boca en mi estirpe
vaya a saber quién nos hundió y nos dejó
en la plaza sin césped en tu cabeza de novia
a la hamaca sin nadie.
Sergio Kisielewsky nació
en Capital Federal, Argentina en 1957. Integró el Taller Literario Mario Jorge
De Lellis y el Grupo Literario Las Cuarenta. Publicó los libros de poemas Algo
de la época, Memoria caníbal, Corazón negro, Electrificar Rusia y La belleza es
un campo minado. Integró el libro “Los poetas de Mascaró” que tuvo su
versión teatral con la dirección de la actriz Leonor Manso en el Centro
Cultural de la Cooperación. Obtuvo premios de Asamblea Permanente de los
Derechos Humanos, la AMIA en 1989 y el Fondo Nacional de las Artes. Integró el
Plan de lectura Leer es Crecer que dirigió la Profesora Hebe Clementi. Su obra
fue traducida al inglés por el poeta John Oliver Simon. Cursó la Carrera de
Sociología en la Universidad de Buenos Aires y es periodista.
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