Fresias de octubre: apuntes de lectura
Por Marta Ortiz
Graciela
Perosio, Fresias de octubre, Edit. El
jardín de las delicias, Buenos Aires, 2022)
Con la cadencia de una conversación íntima, los
poemas de Fresias de octubre se construyen al modo de entradas
a un diario: partes de enferma repasan momentos-mojones fijados a la memoria ya
por las dificultades enfrentadas, ya por un racimo de vivencias epifánicas ligadas
a elementos relacionados con la música, la infancia, la obstinación de la vida,
entre otros, durante el curso de la enfermedad. En su conjunto ofrecen una
crónica sin atenuantes de las secuelas físicas y psíquicas habidas, superadas
ya las alternativas de un cáncer, dolencia cuyo nombre en nuestro medio y pese
a los infinitos avances científicos habidos‒, sigue siendo sinónimo de muerte:
“qué fuerte es la presión del tabú / qué profundamente irracionales somos”.
Un libro bello y valiente sobre un presente difícil de remontar cuya materia
poética hace pie en el duro trance diario que conlleva atravesar síntomas invalidantes
que no tienen nombre, asombrosos en primer término para la paciente imposibilitada de des-pacientarse frente a la dependencia de un
contexto de deterioro y desidia de la salud pública. Demoras incomprensibles en el
diagnóstico (superada la quimio, superada una neumonía, atrapados aun los
profesionales en el prejuicio instalado de que todo síntoma ha de obedecer a
una recidiva del cáncer), la presencia de un importante desorden en la tiroides
pasa inadvertido. Diagnosticado a destiempo, el daño cardíaco remanente es irreversible.
Lo arduo del presente logra apaciguarse cuando
la poeta asocia e intercala memorias que fueron entrañables y reveladoras (diferenciadas
en la caligrafía que abandona la letra cursiva utilizada en los poemas que
remiten al presente). Así el recuerdo de Beatriz, hermana de Graciela secuestrada
y desaparecida durante la última dictadura y/o pequeñas historias de
infancia, ese paraíso perdido que, en tanto sucedía, no admitió pérdida alguna:
“…en mi asustado corazón de siete años / un lugar sin pérdida posible”, en
agudo contraste con la cronología reciente, cargada de pérdidas: “pierdo sangre
mucha sangre / pierdo pierdo pierdo”.
Fresias de octubre se estructura en torno a cinco jornadas que obedecen
a una palabra-llave: frío, sangre, luz, sonido, corazón.
La jornada del frío nos acerca
a un invierno demasiado largo al que la visión de un simple ramito de fresias
ofrecido en el kiosco de flores ‒las últimas de octubre‒, es la clave que
destraba la operación de la escritura que comienza a fluir. Graciela Perosio ha
dado con la cifra que la impulsará a recuperar la fuerza y la mística, la que
le permitirá llevar adelante un proceso de escritura tan complejo como liberador
“me propongo una íntima celebración / porque aún / aún / respiro”. Sabe que,
como lo expresa Marguerite Duras en uno de los epígrafes citados: “No se puede
escribir sin la fuerza del cuerpo. Hace falta ser más fuerte que uno mismo para
abordar la escritura, hay que ser más fuerte que lo que se escribe.”
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