OTRAS VOCES, OTROS ÁMBITOS

miércoles, 6 de julio de 2011

MI MADRE SOBRE TODO, reseña en Rosario12



El cuento contado una y otra vez

Marta Ortíz y Gloria Lenardón son las compiladoras de estas narraciones que publicó Editorial Fundación Ross, y que convocó a autores capaces de abordar "lo almodovariano" y por eso, de "salirse del estereotipo de la santa viejecita".



Angélica Gorodischer escribió un ingenioso y chispeante
monólogo que es el único texto cómico de la antología.


Por Beatriz Vignoli
(texto completo)

En un juego de palabras con el título de la película española que Pedro Almodóvar dirigió en 1999 (Todo sobre mi madre), Editorial Fundación Ross abrió a fines del año pasado su colección Narrativas Contemporáneas con una antología que promete bastante, si no todo, sobre el tema fundante por excelencia: Mi madre sobre todo. Bajo ese título común (al que un exceso de asociación libre podría hacer pensar que acaso evoque también con ironía la tristemente célebre consigna totalitaria Deutschland über alles), las compiladoras Marta Ortiz y Gloria Lenardón, quien se ocupó de producir y editar para la misma editorial un libro por las Madres de Plaza de Mayo, reunieron doce relatos de ficción, autobiografía y ensayo, pero principalmente cuento. Las sugerentes fotografías de Cecilia Lenardón, quien también creó la imagen de tapa y contratapa del siguiente título de la colección, El río en catorce cuentos, prometen una selección de textos, reunidos a pedido, que transitarán registros entre lo lúdico y lo siniestro. "Algunas cosas sí sabíamos que existían, y otros textos fueron escritos a pedido, como el de Barquero, que es un excelente texto", relató a Rosario/12 la compiladora Marta Ortiz, quien reafirma la intención expresada en el prólogo de buscar autores capaces de lo "almodovariano" y de "salirse del estereotipo de la santa viejecita".

"Madre hay una sola, y justo tenía que tocarme a mí", es el chiste que reconstruye y descontractura Angélica Gorodischer en la única pieza cómica de la antología, un ingenioso y chispeante monólogo perfectamente digno de la gran comedia stand up, donde baja línea feminista de vanguardia en tono alegre, aunque con un trasfondo amargo de reproche de hija contra una madre desatenta. "Madre no hay una sola", concluye la escritora luego de saquear el diccionario y toparse con tópicos como "la madre del vino". "Me gustaría poder decirte que la Madre del Vino es una señora rubicunda, sana, fuerte, redonda, risueña, que tiene una viña, que pisa la uva en el lagar, que prueba todo su vino antes de verterlo y sellarlo en botellas de vidrio azul...".

Por alguna razón (razón que tal vez les toque descifrar a los psicoanalistas), en los textos más autobiográficos o en los mejores del libro prevalece la escritura en torrente, como si para tocar el tema de la madre hubiera que hacer fluir la palabra sin puntuación. Así, en Visitas de 15 a 17, Jorge Barquero recopila los dichos maternos a la vez que reconstruye la experiencia de visitar a la madre en el geriátrico, experimentando con un estilo desbordado y alucinado que maneja con notable control. Nada en el relato parece sugerir que éste no sea una ficción, pero sin embargo el texto se diferencia del estilo más contenido y conciso de las ficciones del autor de Una fosa bajo los cipreses.

Similar velocidad adquiere cerca del final la epifanía con que culmina Tu madre bajo la nevada sin mirar atrás, un hermoso cuento en prosa poética perteneciente al libro El mundo sin las personas que lo afean y lo arruinan (2010) del escritor rosarino radicado en Barcelona Patricio Pron, quien logra entregar algo esencial que es inherente al vínculo entre una madre y su hijo: "y recordarás que en aquel momento pensaste que tu madre y vos tenían un arreglo y que ese arreglo consistía en que ninguno dejaría morir al otro mientras viviera, no importa qué sucediera, y te sentiste dichoso...".

Es de otra índole, mediada literalmente por la escritura, la intensidad afectiva de Como si fuera hoy, una crónica autorreferente de Osvaldo Aguirre, que también se deja leer como cuento y que evoca el amor filial al modo en que según Freud lo expresaba Leonardo Da Vinci: si éste era preciso hasta la exasperación en el inventario de cosas para el funeral de su madre, Aguirre se acerca a su madre viva que está escribiendo, y ella, "que jamás tenía errores", le da a corregir sus textos al hijo.

Pron trata algo que será recurrente en todo el libro: la pregunta por la madre como mujer, más allá o más acá de su función donde la feminidad queda reprimida. La respuesta que da el cuento negro de Mempo Giardinelli es cómica en su crudeza, y coquetea con el gótico al igual que las ficciones breves de Oliverio Coelho y Liliana Heer, que lo cultivan en sus versiones más claustrofóbicas: Coelho se mete de lleno con el Mal con eme mayúscula, mientras que Heer enhebra musicalmente una saga familiar.

María Teresa Andruetto e Irma Verolin trabajan con delicadeza y misterio en sus ficciones las difíciles y frágiles relaciones familiares, recurriendo a la teoría del iceberg de Hemingway que deja a la historia sumergirse bajo la superficie del relato. Guillermo Saccomano rescata al ícono materno argentino por excelencia en su relación benefactora con una madre viuda; Luisa Valenzuela es psicoanalítica a la letra en un relato mitad ficción confesional, mitad poema, mientras que Susana Szwarc recurre al teatro con una técnica magistral de cajas chinas para incrustar relatos dentro del relato que se vuelven infinitos como juegos infantiles, como el cuento materno contado una y otra vez.

link:
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/12-29420-2011-07-06.html