
Noche creciente. Pintura, Yolanda Gil Griñón
(Poemas incluidos en “Le dije y me dijo” (Antología poética, Ediciones Azafrán y Cinabrio, México, 2006)
Los gatos de Schopenhauer
El fabricante de gatos
quiere hacerlos baratos:
junta al gato con la gata
para que se reproduzcan
pero ellos protestan,
juran que no es posible y escapan
hasta que aturdidos por la luna acceden.
Es que se creen víctimas de un cuento
unidos para enemistarlos con el perro,
asediar ratas y mear sillones.
Todo sin objeto.
Los gatos se retuercen y gritan,
bufan ásperamente
y por último se acoplan a regañadientes
sabiendo que ha habido injusticia.
Adornan almohadones y uno los cree felices
cuando en verdad dormitan resentidos,
aburridos de la vida,
conscientes de que están comiendo mezquindades
para mayor gloria de nadie.
(De: Umbral de salida, 1990)
Del imaginero
Toy en construir muñequitos de palabras,
toy buscando mi obra esplendorosa;
pero éste me sale raquítico
y aquél con demasiada hojarasca;
algunos caminan con cierta elegancia
aunque es dudoso que lleguen muy lejos.
Me preocupo bastante como todo buen padre
pues quiero que mis hijos sean perfectos,
mas ellos andan como les da la gana
y la gente, claro, me culpa a mí.
Simplemente quiero verlos felices
y para eso tiro el barro sobre la mesa,
amaso, corto, saco, pongo
y finalmente siempre
falta.
Es difícil esto.
(Elucidario, 1992)
Casa deshabitada
Aquí estoy en el alma de la vieja cocina,
el otoño es un cuadro luminoso en la puerta,
ante azules montañas vuelan lentas ibiñas
Es me llevó la vida andar campo, caminos
y vine hoy a ver la endenantes
casa amiga onde estuve y tuve
enamoramiento grande que todavía
alla en la lejanía se ve la polvareda
de cuando tuve que salir huyendo
en un destartalado ómnibus
rumbo a las añoranzas.
(Divisadero, 2005)
Aniversario
Estás igual, yo no
la vejez a vos. Estás
como cuando en el banco del patio
unidas las manos para no soltar estábamos
lo poco restante de estar juntos.
Ahora en mí verás nocturnidades de naipe,
vino humoso y caminos cortados, soledades
propias de haberte ido.
Alguna mariposa de recuerdo cruza
por mi frente y miro adonde estuvimos.
Lo que el tiempo hizo y deshizo,
lo que esperábamos y no.
En ese banco del patio en las noches ahora
Hay una sombra detrás,
ojos abiertos de un dolor inefable.
(Endeveras, 2004)
Pájaro llamador
A esto que estoy escribiendo le falta
claridá intrínseca,
mas por atrevimiento lo paso al papel
y aunque me quede lejos llegar
lo intento.
Como si fuera un capricho esto de ir a cazar
perdices en la oscuridá,
tiro tiros de tinta y yerro,
continúo mastico palabras en se me atoran
y así camino.
Créanme que si aparece la resonancia
comeremos perdices.
Un entendido dijo que tal vez
si gritara contra los muros escucharía
el esperado eco, por eso
corro de aquí a allá, pido permiso
y aunque no me lo dan insisto.
Mientras tanto allimento al pájaro llamador
a ver si atrae pájaros del absoluto.
Y entiéndase que a ahí nunca se llega
pero alcanza para vislumbrar qué es la búsqueda.
(Endeveras, 2004)