OTRAS VOCES, OTROS ÁMBITOS

viernes, 17 de agosto de 2012

"María Aparecida" visita el Concejo (y aparece en Vuelo de noche)

"Adorable" exposición de fotografías de la artista plástica y fotógrafa Marita Guimpel en la Galería de Homenajes del Palacio Vasallo, Concejo Deliberante de Rosario (del 3 al 29 de agosto). 

Qué cosas aparecen cuando María Aparecida aparece

La mirada de la artista se detuvo en el hambre y la discriminación, focalizados en la infancia desvalida o marginada. A partir de elementos cotidianos: la muñeca negra rescatada de sus juegos de niña, masas de confitería, pirotines, sillitas de juguete, moños decorativos, telas y otros objetos, construyó un mundo entrañable, el de la niña negra María Aparecida. 
     No es casual el nombre elegido, María Aparecida aparece y desaparece, pero cuando aparece (y lo hace de este modo simpático y colorido donde la experta fusión de la plástica y la fotografía aportan lo suyo desde su mirada infantil, rodeada de un mundo que sueña armónico, hospitalario, abundante y de colores firmes), ella nos recuerda a quienes miramos y admiramos las fotografías, un aspecto que ninguna sociedad debe soslayar, que es como decir "olvidar": los alimentos como las magdalenas que menciona en su texto Marita Guimpel, deberían mojar, como la lluvia, a todos los niños del mundo por igual.   
Claro que la realidad fue y es todo lo contrario de lo que María Aparecida sueña.
La luz que en dosis exactas ilumina la composición, subraya el sueño de un mundo mejor. Los sueños suelen reponer carencias, la imaginación tiene el poder de encerrar, a quien se deja llevar por “la loca de la casa”, en una burbuja de fantasía. Las masas finas y el mundo luminoso y colorido representan aquí la burbuja y la carencia, la línea de sombra que, por contraste, incluimos en la escena. Una de las carencias, porque entre las muchas María “Aparecidas” en diversas partes del planeta arrojadas o arrancadas de su lugar de origen, hoy y ayer, hubo/hay privaciones y penurias de toda laya: niñas y niños víctimas de abuso, trabajo infantil, esclavitud, además del hambre y la marginación anexos.
Nadie puede prohibirle a esta niña soñar, Marita Guimpel asiente y le entrega su caricia protectora al presentarnos el sueño de María Aparecida. El claroscuro moviliza –si existe una utopía es porque hay un reverso que la niega; la infancia abusada y desvalida está allí, como una papa caliente, en cada esquina, en las calles, en los portales, aguardando.
   
por Marta Ortiz

 

"María Aparecida es una adorable niña negra, dulce y amarga a la vez, como el chocolate que América le dio al mundo.

Sueña con una tierra roja y verde, no como los rubíes y las esmeraldas, sino como las cerezas acarameladas que lucen en sus tocados las masas finas, cuando se sientan en los escaparates de las confiterías para que las gente las admire. 

María Aparecida también sueña con una lluvia de magdalenas que precisamente, como lo hace la lluvia, moje a todos los chicos por igual.  

En un universo rojo y verde María aparece y desaparece rítmicamente, y lo hace como la alegría y como el dolor, como el hambre y la saciedad, como la luz y la sombra". 

  Marita Guimpel