Silvia Castro, Isondú, El Suri Porfiado, Buenos Aires, 2014 |
Los huesos del tiempo
por Marta Ortiz
Derivas de la dimensión omnívora de la cámara (“las
papilas gustativas de la luz”), la fotografía almacena imágenes. Como el
relámpago, como el flash, como el isondú,
fotografía y poema iluminan zonas oscuras y rescatan lo que se oculta al ojo rutinario.
“En una hoja cabe el mundo”, escribe Silvia Castro, y cada fotografía es botón de muestra. El ojo de la cámara relata sin que importen los desniveles: lo que
se ve destaca lo que no se ve, lo visible tiene su detrás, su fuera de
foco, su fuera de encuadre.
El relato siempre será el doble juego de la palabra
que nombra y el silencio que la rodea, de los trazos de tinta y el vacío a su
alrededor. Dicho de otra manera, en palabras de la poeta y en otro dominio, “una fotografía a imagen y semejanza / del vacío que
crea / los huesos del viento la sostienen”. Idénticos los huesos que la mirada del escritor levanta, los que sostienen el relato, los que sostienen el poema.
Espejo y resguardo contra la finitud, la imagen
capturada perpetúa fragmentos de vida, detiene el tiempo, anula el futuro y entrega su milagro, su porción de eternidad: el dedo índice que en la fotografía actual de la
escultura del cementerio de Recoleta aparece mutilado, ha quedado indemne en la fotografía de la misma escultura, tomada en 1914.
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poemas de Isondú:
El Isondú, nombre que en guaraní significa gusano de luz,
es, a no dudarlo, una verdadera maravilla
en el pequeño mundo entomológico.
es, a no dudarlo, una verdadera maravilla
en el pequeño mundo entomológico.
(E. Correa Morales. Isondú. Lecturas variadas para escuelas comunes)
( fragmento del epígrafe general del poemario)
Arte poética
Mis derechos de autor se acaban en la
superficie del agua.
Ella se escurre. Lo que queda del
texto retratado:
música de cámara. La fotografía no existe,es mujer
muerta de parto, y la poesía es su réquiem.
muerta de parto, y la poesía es su réquiem.
Del Taj Mahal, la piscina que lo duplica, su sonido.
Y la niebla, que empaña la lente.
Fotos del mar
I
las dunas cubren las copas de los árboles
no hay estaciones si el tiempo se detiene
en una hoja cabe el mundo
el sonido de una lágrima en el mar
baja por el vidrio hasta la arena
II
las hojas se quiebran antes o después de caer
los años no ven por dónde caminan
un crujido en la hojarasca detona el paisaje
un hueco en el ala del desierto
un estruendo en blanco y negro
el zapato del cielo se llena al caminar
las huellas pesan como un diluvio
III
una fotografía a imagen y semejanza
del vacío que crea
los huesos del viento la sostienen
negativos tallados en madera de barco
tablas curvas donde el cielo se desliza
Muralla
cuando los chinos
inventaron la fotografía
aún no existía el papel
tomaron en sus manos la Muralla
la pulieron
e hicieron de ella un espejo del mundo
lo que vieron fue la muerte
su faena uniforme y puesta en abismo
los fragmentos de la vida
perpetuada en portarretratos
sus soldados en fila
la arcilla de la amalgama
el espacio entre viñetas
su propio dibujo
por primera vez
empequeñecido
la cámara oscura de cada torre
los caídos
en pleno ejercicio de la apariencia
el universo había dejado de ser infinito
su fotografía
no
Isondú
I
en su panteón de Recoleta
Emma Nicolay de Caprile está fuera de plano
sentado en la falda de Emma
un niño sostiene un libro y baja la vista
falta un dedo en la mano posada en su hombro
ese dedo señala el rastro de las primeras letras
la lengua muerta del libro asciende
Emma duerme en su guardapolvo de mármol
su lengua no
estoy tomando una fotografía en latín
la lengua madre sale movida
los vándalos del mármol van y vienen
lo que importa es la iluminación
el niño se deja lamer por la segunda lengua
de la segunda madre
Emma detiene mi disparo con el muñón del índice
en la fotografía
el tiempo sostiene un dedo en alto
silencio
las papilas gustativas de la luz
unen la eme con la a
la eme con la a
una dulce cadena
en el sentido de las agujas
miro la hora
la lengua se cierra sobre el niño
una espiral ascendente
enhebra las letras que faltan
el niño repite:
mamá
la lengua no sale en la foto
detrás de la reja suenan las campanas del Pilar
ya son las cuatro
mater
repite el niño
cuenta campanadas sin recreos
y señala
con mi dedo
la salida
II
Luis Ibarra vive en Constitución
pero nació en Misiones
mirá , Luis
mirá la luz
decía su abuela en guaraní
el día que aprendió a cazar
su mano infalible por la costanera
guardaba en un frasco la luz que iba y venía
entre carpas y compañeros
hacele agujeritos
le pedí
para que respire
mientras le sacaba fotos
la tapa del frasco reflejaba
el vientre metálico de otro DC10
de los tantos que zumbaban
entre el río y la costa
no hace falta ya va a ver
ya va a ver cuando amanezca
esa noche no dormimos
cada tanto iba a mirar frasco y niño
con toda la luz en el interior
el sol abría y cerraba
sus branquias bajo el agua
al amanecer perdimos la tapa de la lente
en la cámara indefensa
la transparencia giraba en los huecos del aire
con toda la luz que se fue por el niño
III
Emma y su cuerpo entero en la portada del libro
ahora sí
dentro del encuadre
esta fotografía no me pertenece
tampoco el índice
ahora todos bajamos la vista
el niño
Emma
el índice y yo
el libro nos convoca:
o mbokua kua kuera michĩ kuera
en la página sesenta y cinco
la luciérnaga irrumpe en manos de una niña
que no encuentra a su muñeca
Mirá, Yassí, si Rorro viera este Isondú
cómo abriría los ojos
¿Por qué no me traes a Rorro, enano?
el Yassí Yateré
sólo trae niñas a la selva
muñecas no
Lía yace en su camita de isipós
Rorro, unos metros más allá
¡Oh, adorable muñequita! pálida de miedo
pero tenía el valor de señalar con su manecita sin dedos
el camino rojo rubí que llevaba al raptor
unos pasos se detienen junto al enano
ha llegado la madre con el frasco
hacele agujeritos
dice el niño
que ya aprendió a leer
*Silvia Castro (General
Roca, Río Negro, 1968) reside en Bs. As desde 1993. Poeta y fotógrafa. Editó
los libros de fotografía Anagramas, Sphera, Pehuén, Abra, Sin párpados,
La soga de la ropa, Caja china y Dulce
Aldea/Copahue (2005-2008). Sus series fotográficas acompañan proyectos
como Trenes de Alberto Muñoz y El banco está
cerrado de Carlos J. Aldazábal. Como performer presentó Los
textos del Río, Laica, y La Mujer de Shakespeare. Como
poeta es autora de La Selva Fría (En Danza, 2006), Tura
- X ejercicios de Poesía Rubik (El Suri Porfiado, 2012), Puelches, El doble de
la nada y El lado manco (inéditos). Coordina ciclos de poesía e
integra la organización del Festival Latinoamericano de Poesía en el
Centro, en el Centro Cultural de la Cooperación de Buenos Aires.
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