OTRAS VOCES, OTROS ÁMBITOS

domingo, 10 de enero de 2010

LA POESÍA DE ARNALDO CALVEYRA


La poesía de Calveyra (Mansilla, Entre Ríos, 1929), es materia maleable, dúctil, leerlo es dejar que se nos abran entre las manos los pétalos de una flor rara.
Siempre a cuenta "de mayor espejo", su letra expresa celajes del inasible misterio que la precede.

Lectura imprescindible.


Palabras a no dudarlo, palabras, no otra cosa. Palabras en lugares, las mismas en diferentes textos, palabras vueltas del revés desde la primera letra. A punto de poema. Halladas en ocasiones, en lindes de un olvido, en manos aún torpes de aprendices de sol y de sombra, ¿poesía qué, cuándo, poesía cómo?

Acentos tales. Palabras que quieren decirnos algo oculto desde siempre por las parcas de los sueños, escondido entre los pliegues.

(de Apuntes para una reencarnación)


Tardes, ustedes eran jardines en lectura, jardines observados desde lugares que de tan próximos nos llegaban como brotando de manantial.

Leídas palabras, leídas tardes. A medida que avanzaban ( y nosotros a penetrar en su esplendor) daban en una lengua desconocida, dialecto de poema, borrador que llegaría a casa un día.

A cuenta de nuevas sílabas. La palabra fresquita entrando en un verso. De mayor reflejo. A cuenta (siempre) de mayor espejo.

Ocasos por llegar, y ya por irse.

Podías tocarlas con la mano.

Escribir, seguir escribiendo el libro de poemas mientras la luz se retira; detrás de cada sílaba recién llegada, del horizonte hasta ahora tan de nosotros.

Indescifrable dialecto (que, al cabo, terminaríamos por ser). Como en las inmediaciones de un gran poema, la hora de pastizal vuelto anónimo.

(de Apuntes para una reencarnación)


Jugando con la tarde por compañera a vayamos al bosque.

Éramos barriletes atados junto al cielo de la casa.

Correrías entre páginas de libros llegados con la tormenta grande…estaban allí todos los árboles…su pertenencia eran, sus hojas sueltas arremolinándose en busca de un otoño.

Y nunca llegaba el lobo acariciado en sueños.

Para el patio –sus rincones- éramos hojas sueltas que revolotean en el viento.

(De: Apuntes para una reencarnación)

Poemas tomados de: Poesía reunida, Adriana Hidalgo editora, Buenos Aires, 2008

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