OTRAS VOCES, OTROS ÁMBITOS

domingo, 26 de septiembre de 2021

FUERA DE FOCO, por Imelda Ferrero

 


A dos años de la presentación de Fuera de  foco (27 de septiembre de 2019) en el Complejo Cultural Atlas (Rosario), y a modo de celebración, copio aquí y agradezco infinitamente a Imelda Ferrero, su fino enhebrado de palabras acerca de mi  poemario .


FUERA DE FOCO


(Marta Ortiz, Alción Editora, Córdoba 2019)


por Imelda Ferrero 


Una epifanía nos anunciará su escritura en el epígrafe. “En ilación de la ausencia”, las citas de las poetas Irma Peirano y Marina Tsvetaieva se unen, se reúnen en una despedida nívea. Se erigen en laberinto sin sombra, sin sonidos, sin luz ante una muerte próxima. Sin embargo “veníamos de ese tiempo mágico/ anterior a los vidrios triturados” pero“no alcanza a calentar el sol”. Palabras que vagan sin encontrar el sentido en las voces, aunque “una nueva piel/ quedó al descubierto”.

Los relojes, “un Breitling”, no funcionan en “el sueño de la muerte” ya que todos los tiempos se desvanecen en el “fuera de foco” de los espacios, donde se rescata una coronita de novia.

En la “Caja de resonancia” sus muertos se desordenan desde la figura patena (“mi padre fue pionero en desgajarse del tapiz familiar”), las amistades, la imagen materna encarnada en un quinoto, los juegos infantiles (“Figuritas”), los viajes retenidos en una foto. Mientras en la ciudad circulan ruidosos skaters, urge “…fundar nuevos recuerdos”.

Y así retornan los muertos vivos de nuestro mundo, los migrantes y los habitantes sin abrigo en nuestras veredas con “La manta de colores”. Y como “El tiempo soñado teje caldos raros”, retornan los ruidos urbanos con los sonidos de los pájaros en ese instante intermitente que interrumpe nuestra nostalgia mañanera en tanto la lectura bíblica acude a un vacío casi eterno, pues “un bosque sin emociones/ es un bosque sin lobo feroz.”

En la contemplación de un estadio o en la caminata de un dédalo griego, la orfandad infantil se ubica en tiempos góticos que no abren la puerta para ir a jugar. Un interrogante: “¿Qué número de círculo cierra este infierno?” sobrevuela la Ciudad Blanca y se asevera que ahí lo onírico reina.

Por último, en “Lecturas”, se evocan en el río o en la luz los versos de Alfonsina entre un viaje mítico o una muerte con Circe. Como la siniestra claraboya de Silvina Ocampo custodia “el río revuelto de la sangre familiar”, la palabra poética de Marta Ortiz tras una “manía bibliográfica”, se fusiona con Djuna Barnes en: “la vida, el permiso para conocer a la muerte.






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