
Mark Chagall, La fenêtre dans le ciel, 1957
POETAS DE ROSARIO XX
bebí de ella
en la sed de una siesta tibia
las cortinas tenían el suave vaivén de la imbatible memoria por venir
y su destello por mi boca nutría el instante
escuchábamos a eva cassidy lejanamente
después
nos sentamos desnudos en la galería que daba al parque
nos sentamos en los sillones de madera
envueltos en las mantas verdes
que habíamos comprado en días anteriores
bebí de ella
en la sed de una siesta tibia
su cuerpo era un filo
el silbido de la brisa entre los cipreses
un haz
el halo abriendo tajos y suturando a la vez
bebí de ella
la bebí
bebí su humus
el gesto sublime en el manjar flagrante de los sentidos
lejanamente escuchábamos a eva cassidy
sentados en los sillones de madera miramos el paso de la tarde
con el aroma de la lentitud de la luz en nosotros
de pronto ese útero de dios se perforó profundamente
comenzaron a caer las huellas los relojes los jadeos
los ojos en la ceguera sepulcral de los silencios
por ese hueco feroz cayeron una a una las caricias
los cuerpos abrazados
los perfumes en la invocación de las cópulas
y todo fue un abismo sin fin
jazmines muertos
solo se oyó
el rugido de las fieras esperando agazapadas en el medio de los jardines
el crujido de las ruinas en la carne
y el estruendo de una ostia agria
en lo que inexorablemente habría de caer
la calavera fatal de la hermosura
hincó los dientes hasta los huesos
en nosotros
en nosotros
en nosotros
en nosotros
que escuchábamos a eva Cassidy
lejanamente
mientras las peores hienas nuestras
se alimentaban hasta el hartazgo
despedazándonos
sin piedad
a cara
oscura y seca
la noche
machaca el quiebre
abruma
saca la daga
para que la sangre brote
una vez más
con las moscas rondando
y el dolor del filo que se extraña
el brillo de la hoja
dónde mirarse las vísceras
y las ausencias
lamer sus pasos
el humus exacto de la huella
hurgar en las horas del derroche
su curva
su caminar
la agudeza del haz:
corrompido
entre los cuerpos
abanicado de placer
beber su licor dulce
detrás de los cortinados
dónde nadie llega jamás
tan bella fue
inmersa en el fulgor:
el suavísimo aliento de su vaho
solo en el olor de su lucir
entre los manjares absolutos
mamando de la noche la lujuria
del hambre
la sed
en la saciedad
de los hambrientos
detrás de los cortinados
donde nadie llega jamás
no basta callar
no basta cortar el silencio en tiras
dejarlo caer como cayeron los breteles
las bragas de seda de la seducción
desde la mudez de los abismos
en los cuerpos anudados para siempre
en la memoria de una miel violenta
un fragor inacabable
la exacta gota de ácido
en el goteo de la voracidad del ojo
detrás de los cortinados
donde nadie llega jamás
para lubricar el instante
la palabra desmadra el sueño:
una calma lava
desamarra la incandescencia en el centro del desierto
esparce sombras:
resta amar el olvido
pulir los escombros del brillo
hincar los dientes en la nada
desde la inutilidad del desgarro del aire
resta amar el olvido
detrás de los cortinados
donde nadie llega jamás
resta amar el olvido
que nada le quede de mí
que nada le quede
que nada le quede de mí
que no le quede el brillo que supe brillar a su lado
que no le quede la sombra de mi pena
ni el último pétalo de pus en el sexo lastimado de los finales
que nada le quede
que no le quede ni el valor ni la cobardía que mostré
como una bestia torpe
temblando junto a su fantástico cuerpo
que no le quede nada de mí
que no le quede la huella del aroma
que no le quede el recuerdo de mis memorias
que no le queden esos viejos altares que arrastro
ni los rigurosos dioses míos de lo que siempre regresa
nada de nada
que nada le quede
que no le quede el halo
que no le quede ni la más mínima célula de la cópula violenta
en los terciopelos del ajar
que no le quede el sueño infinito que supo rondarme
que no le queden los lobos que merodearon nuestra cama
carcomiendo los restos de placer en los destetes del fuego
que nada le quede
que sea vacío el espacio que me nombre
que sea vacío mi nombre en su boca
que sea vacío mi vacío
que nada le quede
ni siquiera el último gesto construyendo ataúdes
en el medio de la muchedumbre
y
que nada me quede
que nada me quede de ella
que nada me quede
que no me quede su manada de furia
en la memoria voraz de los placeres
que no me quede su último aullido en el medio de la noche
que no me quede el borde de su boca
que no me quede su caminar y que no me queden sus pies
que no me quede su extraña estirpe
arrancada de la belleza
de los paraísos del fuego
en el degollar fatal
que nada me quede
a cada paso de batalla o de memoria
que nada me quede
nada debe quedarme de ella
que no me quede su mirada
que no me quede su haz
que no me quede
como una profunda herida para siempre
el hijo que no tuvimos.
VIENTO
UNO
De las batallas solo recuerdo el viento en la cara. La musculatura tensa en el cuerpo firme sobre el caballo de galope intenso. La espalda levemente inclinada hacia atrás. La mano izquierda sosteniendo las riendas con la viril delicadeza que se toma el cabello de la mujer amada en los tiempos del vértigo.
DOS
De las batallas solo recuerdo el viento en la cara. La bravura de los instantes reflejada en los cascos del animal. Los cascos arrancando terrones de tierra húmeda. Y en el medio de la bruma fría el olor del yuyo que ese animal deja flotando tras su paso fuerte, ese aroma profundo del verdor inolvidable. Los ojos bien abiertos, las fosas nasales henchidas, el pestañeo escaso, la mirada clavada en el horizonte cercano y en el infinito horizonte de los sueños.
TRES
De las batallas solo recuerdo el viento en la cara. El puño derecho cerrado firmemente en la libertad del sable. El blandir la hoja con la pasión de una brutalidad, ese magnífico vaivén que acaricia las muertes por venir. Y ver el incipiente sol reflejado en esa hoja mientras se aflojan las riendas iniciando una carrera inevitable. Sentir en las piernas el vientre de la bestia y su profunda vehemencia. Tener la certeza de que se está yendo violentamente hacia algo de lo que no se regresa jamás.
CUATRO
Tal vez la vida no sea más que esto, tal vez la vida sea ir hacia las muertes inexorablemente. Reconocer por sobre los hombros la silueta de lo que no habrá de retornar. Alzar en brazos los cadáveres con la sangre aún caliente. Alzar en brazos aquello que queda desparramado en el detrás. Alzar en brazos la pena, el dolor de la hendidura, la vista perdida en el vacío de lo que ya no existe.
CINCO
Guerrero furibundo con la espada feroz en los amaneceres repletos de bruma. Esto he sido y tal vez esto siga siendo para siempre. Y ese viento golpeándome suavemente el rostro. Ese viento frío. Ese viento filosísimo y feliz en el clarear de los campos de batalla. Ese viento que aún recuerdo como una caricia de los dioses que alimentaron las fuerzas en la dignidad de la crudeza.
(*) Patricio Raffo nació en 1959 en Rosario (Argentina), donde vive. Fue colaborador del diario La Capital y desde 1993 redacta contratapas del suplemento Rosario 12 del diario Página 12. Participó del Festival Internacional de Poesía de Rosario como poeta invitado y coordinador (Ed. 1993 y 1998). Fue parte del staff de la revista virtual Urbis tertium y miembro del grupo integrado músico–literario Urbis tango. Actuó en perfomances músico-literarias. En 1998 fue coordinador del ciclo literario Pensando en Rosario. Actuó en cortometrajes. En la actualidad es parte del proyecto “Río Revuelto, leyendas del Paraná”, miniserie para televisión dirigida por Claudio Perrin. Como realizador, integra actualmente el staff de filmación de los documentales “Fiestas Populares” y “Hip Hop” del Distrito Oeste de la Municipalidad de Rosario. Invitado al I Encuentro de Escritores de Babahoyo (Ecuador, 2011) presentado la ponencia “La influencia del erotismo en la literatura”.
Publicaciones: OTRO PASTO. Cinco poetas rosarinos (Poesía) Ed. Fundación Ross. Rosario, Argentina. 2007; DIOS HEMBRA (Poesía). Ed. Los lanzallamas. Rosario, Argentina. 2003; RESTOS INEXPLICABLES (Prosa y poesía, con collage de Mario Perone) Ed. Bajo la luna nueva. Rosario, Argentina. 2000 ; en antologías: CUENTOS SANTAFECINOS. Relato a cargo de Quique Pesoa. (Prosa / formato CD) Ed. Secretaría de Comunicación Social, Ministerio de Gobierno y Reforma del Estado, Ministerio de Innovación y Cultura del Gobierno de Santa Fe, Argentina. 2010; FIN ZONA URBANA (Poesía). Ed. Gatogrillé. Rosario, Argentina. 2010; 19 DE FONDO. Poéticas de la Construcción (Poesía). Ed. Gatogrillé. Rosario, Argentina. 2008; TEXTURAS Escritores en imagen. (Formato CD) Ed. Área Literaria de la Secretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad de Rosario, Argentina. 2007, entre otras.
Contacto: sudeste42@hotmail.com