domingo, 7 de marzo de 2010
domingo, 7 de febrero de 2010
Quinta mujer académica de la Lengua, Soledad Puértolas

Un fragmento de Primeros recuerdos
(texto tomado de "Recuerdos de otra persona", Anagrama, Barcelona, 1996)
Dos escenarios se me confunden al tratar de localizar mis primeros recuerdos. Uno es un balcón que da a un patio de la vecindad y un cristal, puede que el de la puerta del mismo balcón, o tal vez una cristalera que protege parte del balcón. En cualquier caso yo estoy allí, en ese escenario y tengo, seguramente por primera vez, conciencia de mí misma. Hay ruidos y voces a mi alrededor y sé que no estoy sola, a lo mejor una criada, muy cerca de mí, lava la ropa en el pilón, y puede que mi hermana mayor ande cerca, hablando con la criada o asomada al patio, espiando los movimientos de la gente. Pero en la luz del sol que se refleja en ese cristal cuyo lugar exacto se me escapa, en los ruidos, en las voces, en la compañía cercana de por lo menos dos personas que están siempre junto a mí, me empiezo a distinguir yo, como un rumor que viene desde dentro y que se suma a todos los ruidos y las vidas del patio.
Puértolas dice que sería contradictorio que en la RAE se entrara por cuotas
Por ANA MENDOZA. EFE | MADRID.
domingo, 24 de enero de 2010
CON VOLUNTAD DE ORFEBRE (por Marta Aponte)

La ciudad natal, la casa y el paisaje sustentan desde siempre el diseño de la poesía. Obras humanas, son extensiones metonímicas de la voz. Si bien el hablante lírico nunca ha sido del todo equivalente al escritor de carne y hueso, es a partir de Baudelaire que se profundiza la distancia entre el yo lírico (máscara desrealizada, sujeto retórico) y el "yo individual del escritor, cargado con su historia personal, con su estado social, y con su psicología" (Dominique Combe).
Diario de la plaza y otros desvíos, de Marta Ortiz, es ejemplo de cómo ese sujeto lírico rebasa el testimonio autobiográfico. Conocer la entrañable relación de la escritora con los lugares de su ciudad, Rosario, los datos de su biografía y el perfil de sus afectos familiares es privilegio de sus amigos y conocidos. La escritura de este diario poético, no obstante, renueva tropos de sólida tradición en la narrativa y la escritura y es a partir de ellos que se configuran las imágenes estelares de la constelación que es el libro.
Se trata de una autora que saca brillo a las palabras con voluntad de orfebre. Su oficio impecable no busca sumirse en la oscuridad o la representación del caos sino iluminar las cosas familiares y la melancolía que provoca su desgaste, como si el trazo pretendiera fijar el rastro de esas pérdidas.
El Diario consta de cinco secciones: "Goteo", "Diario de la plaza", "Mapa, "Contexto" y "Periplo". La primera da cuenta de la chispa que incita a escribir: los objetos atesorados en la memoria, los sentidos deseantes. La segunda encierra en el libro el universo, como otra versión del aleph; magia reductora que construye un modelo en miniatura de la plaza, con sus árboles transformados en otra superficie de escritura. "Mapa" es el rastro del cuerpo en sus deseos y patologías y también una relación de las vocaciones: la escritura, el canto, el arte, la simpatía cultivada. "Contexto" y "Periplo" se refieren a un entorno dominado por la influencia mediática global con su equívoca ilusión de proximidad, cuando su mecanismo radica en reproducir lo efímero mediante un abandono del yo, semejante al de la zona estéril de los aeropuertos, donde los pasajeros esperan, tras someterse al examen de sus pertenencias, el traslado a otras coordenadas.
El título del poemario des-cubre uno de sus principios dinámicos. El prefijo des se repite a lo largo del libro. La poesía es cortina de sonidos, de aliteraciones, de ritmos: desvío, desmenuzo, des-aireado, des-enterraban, deslíe, des-pintada. Uno de los significados de des, justamente el sentido que cobra en la palabra desvío, comunica la vivencia de apartarse. Esa distancia que se acentúa al revisar lo escrito separa el dolor inefable que se siente de su fantasmal destilado poético.
El prefijo homófono de apunta a otro concepto: la posesión. Además, relaciona las palabras destello y destilar. En su des-usado origen, destello significaba gota (stilla) que chorrea y brilla. Destilar — purificar — refinar — gotear — destellar. "Goteo" de la tinta que destila, destella y deslumbra.
El oficio de Ortiz, la limpieza del trazo en poemas breves, intensos y precisos, es tan libre y disciplinado como la pericia de quien atrapa una mariposa con un solo movimiento de la red. Arte de la escritura miniada, afín a la magia simpática que al reducir domestica y posee. Los tropos dominantes aluden a las pérdidas y a la gracia de amar en medio de las ruinas: el musgo, las grietas, el óxido, la humedad, el olvido, la familia, la memoria, el gesto que se repite, el revoque descascarado, el vagabundo, las madres de Plaza de Mayo, los libros de la infancia, la casa perdida, la cajita de hojalata donde se guardan objetos banales que nadie más valorará en su secreta memoria, de esos que a la hora de nuestra muerte recobrarán su destino de vagabundos desamados.
Esa caja de recuerdos evoca el arte de Joseph Cornell, maestro del assemblage apreciado por los surrealistas, fabricante de cajas de objetos que en el encuentro fortuito revelan su magia des-atada. Cornell, citando a Nerval, llamaba metafísica de lo efímero al aura de las cajitas deslumbrantes.
por Marta Aponte Alsina
jueves, 21 de enero de 2010
LETRA
jueves, 14 de enero de 2010
UNA LUZ QUE ENCANDILA, cuentos de IRMA VEROLIN

El “mundo” secreto de Irma Verolin
por Marta Ortiz
Verolin, Irma; Una luz que encandila, Premio Ciudad de El Colorado, Formosa, 2009
domingo, 10 de enero de 2010
LA POESÍA DE ARNALDO CALVEYRA
Indescifrable dialecto (que, al cabo, terminaríamos por ser). Como en las inmediaciones de un gran poema, la hora de pastizal vuelto anónimo.
Jugando con la tarde por compañera a vayamos al bosque.
viernes, 25 de diciembre de 2009
El cuento de Navidad de Auggie Wren (en "Smoke" by Wayne Wang y Paul Auster)
Auggie Wren’s Christmas Story, de Paul Auster publicada por el New York Times en 1990, incluida en el filme SMOKE (1995), dirigido por Wayne Wang con guión de Paul Auster, es el más sensible y bello cuento de Navidad que recuerdo. Canta Tom Waits.